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Algunos
detalles
acerca
del sexo

 

Sobre la castidad

Año Santo de la Misericordia

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Siento tener que entrar en todos estos detalles, pero debo hacerlo. La razón es que vosotros o yo, hemos sido permanentemente alimentados de rotundas mentiras acerca del sexo.

Las perversiones del apetito por la comida son raras. Pero las perversiones del instinto sexual son numerosas, difíciles de curar y terribles

  • Se nos ha dicho, que el deseo sexual está en el mismo estado que cualquier otro de nuestros deseos naturales. Sólo con que abandonemos nuestra anticuada idea de silenciarlo, todo en el jardín será bellísimo. Esto no es cierto.
  • Nos dicen que el sexo se ha convertido en un lío porque ha sido mantenido en secreto. Pero a lo largo de varios decenios no ha sido mantenido en secreto. El hecho de hablar de él lo habría solucionado. Pero no ha sido así. Yo creo que ha sido al revés.

De qué hay que avergonzarse

No hay nada de qué avergonzarse en el hecho de que la raza humana se reproduce de una cierta manera, ni en el hecho de que esto produzca placer. Si se refieren a eso, tienen razón. El cristianismo dice lo mismo. Es casi la única de las grandes religiones que aprueba el cuerpo totalmente. *

Opino que debemos avergonzarnos y mucho del estado en el que se encuentra ahora el instinto sexual

Cree que la materia es buena,

  • que Dios mismo tomó una vez un cuerpo humano,
  • que recibiremos alguna especie de cuerpo en el cielo y
  • que este será una parte esencial de nuestra felicidad.

El cristianismo ha glorificado el matrimonio más que ninguna otra religión.

El corazón y los labios

Dios no nos juzgará como si no tuviéramos dificultades que sortear. Lo que importa es la sinceridad y perseverancia de nuestra voluntad para sortearlas.

Es fácil pensar que queremos una cosa cuando realmente no la queremos

Un famoso cristiano nos dijo hace mucho tiempo que cuando era joven rezaba constantemente pidiendo la castidad. Pero más tarde se dio cuenta de que mientras sus labios decían Dios mío, dame la castidad, su corazón añadía secretamente: ... pero no todavía.

Por qué es tan difícil

Hay tres razones por las que ahora nos es especialmente difícil desear (para no hablar de conseguir) la castidad completa.

1. En primer lugar, nuestra naturaleza caída, los demonios que nos tientan y toda la propaganda contemporánea en favor de la lujuria.

Asocian la idea de la permisividad sexual con las de la salud, la normalidad, la juventud, la franqueza y el buen humor. Esta asociación es una mentira.

Para cualquier tipo de felicidad, incluso en este mundo, se necesitará una gran dosis de control

La mentira consiste en pretender que todo acto sexual al que te sientes tentado es ipso facto saludable y normal.

Ceder a todos nuestros deseos evidentemente conduce a la impotencia, la enfermedad, los celos, la mentira, la ocultación y todo aquello que es lo opuesto a la felicidad, la franqueza y el buen humor.

2. En segundo lugar, muchos se rinden ante la práctica de la castidad cristiana porque creen (antes de intentarlo) que esto es imposible.

Pero cuando algo ha de ser intentado, nunca se debe pensar en la posibilidad o la imposibilidad.

Muy a menudo, lo que Dios nos otorga primero no es la virtud en sí sino el poder de volver a intentarlo de nuevo

Podemos ciertamente estar seguros de que la castidad perfecta no será alcanzada por nuestros meros esfuerzos humanos. Debemos pedir la ayuda de Dios.

Después de cada fracaso, pedid perdón, levantaos del suelo y volved a intentarlo.

Pues por muy importante que sea la castidad, este proceso nos entrena en hábitos del alma que son más importantes todavía.

  • Nos cura de nuestras ilusiones con respecto a nosotros mismos
  • Nos enseña a depender de Dios.
  • Aprendemos a no confiar en nosotros mismos ni siquiera en nuestros mejores momentos
  • No debemos desesperar ni en nuestros peores momentos, porque nuestros fracasos son perdonados.
  • No hay que sentirse satisfecho con cualquier cosa que no sea la perfección.

La virtud, incluso la virtud que se intenta, trae consigo la luz; la permisividad trae las tinieblas

3. En tercer lugar, la gente a menudo malinterpreta lo que la psicología nos enseña acerca de las represiones.

Aquellos que seriamente intentan practicar la castidad son más conscientes de su propia sexualidad.

 

Fuente: C. S. Lewis, Mero cristianismo

 


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