Si un Dios bueno ha creado el mundo, ¿por qué éste ha salido mal?

Durante muchos años sencillamente me negué a escuchar las respuestas de los cristianos a esta pregunta

Digáis lo que digáis

¿no es mucho más fácil y sencillo decir que el mundo no fue creado por un poder inteligente?

¿No son todos vuestros argumentos más que un complicado intento de evitar lo que es evidente?

Pero entonces eso me llevaba a una nueva dificultad.

Mi argumento en contra de Dios era que el universo parecía tan injusto y cruel.

¿Pero cómo había yo adquirido esta idea de lo que era justo y lo que era injusto?

Un hombre no dice que una línea está torcida a menos que tenga una idea de lo que es una línea recta.

¿Con qué estaba yo comparando este universo cuando lo llamaba injusto?

Si todo el tinglado era malo ¿por qué yo, que supuestamente formaba parte de ese tinglado, me encontraba reaccionando tan violentamente en su contra?

Por supuesto que yo podía haber renunciado a mi idea de la justicia diciendo que ésta no era más que una idea privada mía.

Pero si lo hacía, mi argumento en contra de Dios se derrumbaba también..., ya que el argumento dependía de decir que el mundo era realmente injusto, y no simplemente que no satisfacía mis fantasías privadas.

Así, en el acto mismo de intentar demostrar que Dios no existía descubrí que me veía forzado a asumir que una parte de la realidad -específicamente mi idea de la justicia- estaba llena de sentido.

En consecuencia, el ateísmo resulta ser demasiado simple.

Si todo el universo carece de significado, jamás nos habríamos dado cuenta de que carece de significado, del mismo modo que, si no hubiera luz en el universo, y por lo tanto ninguna criatura tuviese ojos, jamás habríamos sabido que el universo estaba a oscuras.

La palabra oscuridad no tendría significado.

De acuerdo, pues, el ateísmo es demasiado simple.

Y os diré otro punto de vista que también es demasiado simple.

Es el que yo llamo cristianismo-con-agua, el punto de vista que dice simplemente que existe un Dios bueno en el cielo y que todo marcha bien, dejando a un lado todas las doctrinas terribles y difíciles acerca del pecado, el infierno y la redención.

Ambas filosofías son infantiles.

Además de ser complicada, la realidad, en mi experiencia, suele ser extraña.

No es nítida, ni obvia, no es lo que se espera.

La realidad, de hecho, suele ser algo que no habríais podido adivinar.

Esa es una de las razones por las que creo al cristianismo.

Es una religión que no podría haberse adivinado.

Si nos hubiera ofrecido exactamente la clase de universo que siempre habríamos esperado, yo habría sentido que la estábamos inventando.

Pero, de hecho, no es algo que cualquiera hubiese podido inventar.

Tiene justamente ese ingrediente de peculiaridad que poseen las cosas reales.

De modo que dejemos atrás todas estas filosofías infantiles, estas respuestas demasiado simples.

El problema no es simple y la respuesta tampoco lo será.

Fin

Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo