Todo por nada

Cristo nos ofrece algo por nada.

Incluso nos lo ofrece todo por nada.

En cierto modo, toda la vida cristiana consiste en aceptar este asombroso ofrecimiento.

Pero la dificultad está en alcanzar el punto en el que reconocemos que todo lo que hemos hecho y podemos hacer es nada.

Dejarlo todo en manos de Cristo no significa, naturalmente, que dejemos de intentarlo.

Confiar en Él quiere decir, por supuesto, intentar hacer todo lo que Él dice.

No tendría sentido decir que confiamos en una persona si no vamos a seguir su consejo.

Pero lo estáis haciendo de una manera nueva, de una manera menos preocupada.

No haciendo estas cosas para ser salvados, sino porque Él ya ha empezado a salvaros.

No con la esperanza de llegar al Cielo como recompensa de vuestras acciones.

Más bien queriendo comportaros de una cierta manera porque una cierta visión del Cielo ya está dentro de vosotros.

Un serio esfuerzo moral es lo único que os llevará al punto en el que tiréis la toalla.

La fe en Cristo es lo único que en ese punto os salvará de la desesperación.

De esa fe en Él deben venir inevitablemente las buenas acciones.

El cristianismo parece tratar sólo de moralidad, sólo de reglas y deberes y culpa y virtud, pero nos conduce más allá de todo eso hasta algo que lo trasciende.

Fin

Fuente: C.S. Lewis, Mero cristianismo