Para muchos de nosotros este lugar fue un gran descubrimiento. Un sitio maravilloso donde el Santo Cura hizo maravillas.
Después de esta experiencia y de haber vivido momentos muy fuertes de adoración, misa, confesión, regresamos a casa el domingo con maravillosos recuerdos.
Al terminar el viaje cantamos un Avemaría al chófer del autobús. Como agradecimiento nos dirigió estas palabras desde el micrófono:
«Desde hace un año mi esposa me dejó por otro hombre y desde entonces yo no he dejado de rezar y encender velas en las iglesias. Intenté comprender por qué se fue. Desde que llegamos a Ars hace dos días, yo también me puse a rezar, asistí a misa con ustedes y encendí una veladora por el regreso de mi mujer. Hoy mismo, a las 3 de la tarde, recibí una llamada de mi esposa que me dijo: "¿me aceptarías si regreso? ¡Te pido perdón!"»
Nuestro chófer con una gran sonrisa nos dijo: «¡Que nadie se atreva a decirme que Dios no existe!» Estallaron grandes aplausos y «Avemarías» en el autobús.
¡Gracias, Señor, por la gracia de vivir en directo esta hermosa experiencia que ha tocado mi corazón de joven sacerdote!
Francois-Régis de Joigny
Fréjus (Francia)
100 historias en blanco y negro
Lo más reciente